Tendemos a relacionar las alucinaciones como signo inequívoco de Trastorno Mental grave, sin embargo existen numerosas situaciones en las que todo el mundo puede tener una experiencia alucinatoria sin que, necesariamente, esté padeciendo ningún trastorno.
La Asociación Psiquiátrica Americana define las alucinaciones como una “percepción sensorial que tiene el convincente sentido de la realidad de una percepción real, pero que ocurre sin estimulación externa del órgano sensorial implicado”.
Veamos ahora distintas situaciones donde podemos experimentarlas sin que sea señal de un trastorno mental.
1. Alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas:
Este tipo de alucinaciones pueden aparecer en el paso de la vigilia al sueño o viceversa. Concretamente, las alucinaciones hipnagógicas son las que aparecen durante el adormecimiento, y las hipnopómpicas las que se dan al estar despertando. Pueden aparecer en cualquier modalidad sensorial, aunque lo más frecuente es que se den en la modalidad visual y/o auditiva.
Un ejemplo de este tipo de experiencia podría ser oír que nos llaman por nuestro nombre, el llanto de un bebé, que llaman a la puerta, o incluso que oímos el despertador antes de que suene (todo un drama para aquellos a los que nos gusta dormir).
En la modalidad visual suelen ser generalmente poco elaboradas, como luces o destellos sin una forma concreta, aunque en ocasiones pueden darse más formadas y pueden resultar realmente aterradoras.