Todo el mundo sabe que el ejercicio tiene grandes beneficios para nuestro organismo a nivel físico, pero los beneficios psicológicos del ejercicio físico no son menos importantes.
En el presente artículo vamos a realizar una revisión de los principales beneficios psicológicos del ejercicio de cara a las dos principales situaciones que suelen ser motivo de consulta en los centros de psicología: la ansiedad y la depresión.
Estos beneficios que vamos a enumerar no aparecen sólo cuando aparecen la ansiedad y la depresión como diagnostico formal. También son aplicables a los aumentos “normales” de ansiedad diaria y a las fluctuaciones normales del estado de ánimo.
Beneficios psicológicos del ejercicio respecto a la ansiedad:
Es bien conocido que el sedentarismo y la falta de actividad afectan negativamente a la salud física. Del mismo modo, tienen un impacto negativo en la salud psicológica.
Como dato significativo, podemos decir que el sedentarismo es responsable directo del 12% de los casos de ansiedad y depresión.
Son muchos los profesionales que coinciden en afirmar que “si el ejercicio físico fuera un fármaco, sería sin duda el más recetado”.
El principal beneficio psicológico del ejercicio físico de cara a la ansiedad y el estrés sería, sin duda, su efecto sedante. Este efecto sedante y tranquilizador se ha mostrado incluso más eficaz que algunos fármacos ansiolíticos (reductores de ansiedad).
En el momento de realizar ejercicio físico, aparecen en nuestro organismo reacciones análogas a las de la ansiedad: tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, etc.
No obstante, transcurridos entre 5 y 30 minutos después de la finalización del ejercicio comienzan a aparecer los efectos relajantes de este. Estos efectos relajantes se extienden en el tiempo aproximadamente unas 4 horas tras finalizar el ejercicio.
Estos beneficios psicológicos del ejercicio relajantes, están mediados por una serie de procesos biológicos que pasamos a enumerar:
- Al realizar ejercicio físico, el cuerpo libera sustancias endógenas, similares a la morfina que favorecen la sensación de bienestar.
- La reducción de la actividad muscular que se produce tras el ejercicio, nos ayuda a descargar tensiones.
- Provoca un aumento importante de la temperatura corporal, lo que produce un efecto tranquilizante.
- Aumenta la actividad adrenal, aumentando la reserva de hormonas esteroideas que nos ayudan a hacer frente a situaciones de estrés.
- Facilita la transmisión neuronal a través de la dopamina, serotonina y noradrenalina, que están directamente relacionadas con el estado de ánimo.
En función del efecto relajante que busquemos, sería más conveniente realizar el ejercicio a una u otra hora del día:
Si una persona se encuentra especialmente agitada o nerviosa a lo largo de todo el día, lo más conveniente para sacar el mayor beneficio de este efecto relajante sería que realizase la actividad física a primera hora de la mañana.
Por otro lado, si alguien sufre de insomnio, presentando dificultades para tener un sueño reparador, lo más conveniente sería que realizase el ejercicio a media tarde.
Es importante destacar, especialmente en este caso, que el ejercicio físico realizado por la noche puede dificultar la conciliación del sueño.
Además de este efecto relajante, otro de los grandes beneficios psicológicos del ejercicio es que, al familiarizarnos con las reacciones corporales que, como comentábamos más arriba, son similares a las de la ansiedad, cuando estas aparezcan vamos a conocerlas, y vamos a saber gestionarlas mejor, sirviendo como una eficaz prevención de los ataques de pánico.